El estreno de su más reciente película, Le Cahier Noir (El cuaderno negro, 2018) y un adelanto de Casa de Angelis, la serie que será estrenada durante noviembre en TVN, fueron parte de la muestra dedicada a Valeria Sarmiento entre el 8 y el 12 de octubre en Santiago. Una semana de actividades organizadas por las universidades Alberto Hurtado y Católica de Valparaíso, entre las que se incluyó un coloquio con la presencia de la cineasta chilena que una semana antes recibió un gran homenaje en la Cinemateca Francesa.

“Yo hubiera querido hacer la película en portugués, pero por factores comerciales tuve que hacerla en francés. Uno tiene que adaptarse, porque la producción manda”, confesó en el encuentro sobre el largometraje que acaba de mostrar en festivales europeos y norteamericanos, la que describe como una precuela de Misterios de Lisboa (2011) de Raúl Ruiz, también basada en una obra del portugués Camilo Castelo Blanco. Esta vez fue El Libro Negro del padre Dinis (1855), que la realizadora transformó en un melodrama technicolor protagonizado por Lou de Laâge (Les Innocentes), Stanislas Merhar (L’ombre des femmes) y Niels Schneider (Les amours imaginaires).

“Después de la retrospectiva que acaban de hacer en la cinemateca francesa me di cuenta que mis películas no están formateadas, y que no son películas que se parezcan a otras. En realidad soy muy ingenua y hago cine. Por ejemplo, cuando me propuse hacer Corin Tellado, lo tomé y lo hice directamente. Primero dije, ‘ya, voy a hacer un documental sobre las novelas rosa, para hacerlo más intelectual’, pero después me dije, ´¿por qué?’. Nunca he querido hacer una distinción tan fuerte entre cultura popular y cultura”, señala sobre el ambiente cinematográfico europeo, su gusto por la novela romántica, y sus recuerdos escuchando radio teatro y boleros.

 Retrospectiva en el Centro de Estudios Avanzados y Extensión de la PUCV

Uno de los elementos que los críticos y especialistas han destacado es lo que llama su ‘fascinación por el color’. Un elemento que según la realizadora guía al espectador: “Desde mi primera película traté de trabajar con el technicolor americano. Mucho después en Amelia Lópes O’Neill (1991), la idea fue eliminar el color primario, lo que permitía una mirada de cuento que yo había pensado, y en otra oportunidad hice que cada personaje tuviera un color. Siempre he tratado de experimentar con el color y en la última película con mayor razón”.

Pronto se estrenará en la televisión chilena Casa de Angelis, una serie de 10 capítulos para los que en el 2014 se adjudicó $481 millones, el monto más alto entregado por el Consejo Nacional de Televisión (CNTV). Aunque ya estaba terminada en 2016, el canal nacional pospuso el estreno de la ambiciosa producción protagonizada por Ángela Prieto, Valentina Muhr, Paulina Urrutia y Catalina Saavedra para fines de este año.

“Los actores chilenos son distintos a los actores franceses. Al dirigir es distinto. En Chile, los actores, en la experiencia mía, son más juguetones, entran más rápidamente como los niños chicos en el juego. En cambio los franceses no, ellos entran por la cabeza, Preguntan qué libro pueden leer para que le sirva para el personaje”, cuenta.

Raúl Ruiz y ‘La Telenovela Errante’

Los proyectos inconclusos de su esposo, Raúl Ruiz, se transformaron en sus proyectos. Las Líneas de Wellington (Linhas de Wellington, 2012) fue el primero de ellos y aceptó hacerlo como una forma de homenaje en Portugal, país en el que trabajaron en conjunto por mucho tiempo. Aunque el legendario director chileno preparó el largometraje, no alcanzó ni a hacer un casting ni menos a filmar, ya que en agosto de 2011, a la edad de 70 años falleció en Paris, debido a las complicaciones de una infección pulmonar.

“Es la película que con más recursos que tuve, porque estaban todos con la idea de hacer un homenaje a Raúl, por ejemplo el pequeño papel de Catherine Deneuve, Michel Piccoli y otros actores franceses que ya habían trabajado con él. Mucha gente llegó con mucha empatía a trabajar a esta película”, recuerda sobre la producción protagonizada por John Malkovich -quien trabajó con Ruíz en El Tiempo Recobrado (1992) y Klimt (2006)-, con la participación de otros nombres reconocidos en su filmografía, como Isabelle Huppert y Melville Poupaud, y que representó a Portugal en la categoría de Mejor Película Extranjera en los premios Oscar.

 Coloquio ‘ Una Mirada Oblicua’ en la Universidad Alberto Hurtado

Muchos años atrás, la primera colaboración cinematográfica de Sarmiento con Ruiz fue en Palomita Blanca (1973) como asistente de montaje de Carlos Piaggio. “Mi primer trabajo de montaje completo fue en Diálogo de Exiliados (1974), porque no había otra persona que lo hiciera, y después poco a poco era él quien me decía ‘Valeria, por qué no montas esta película’ y, bueno, había que hacerlo”, recuerda sobre un extenso trabajo en conjunto, como parte de una trayectoria como montajista en la que también se cuentan trabajos con Robert Kramer y Luc Moullet.

“Raúl, la verdad, es que montaba cuando filmaba. Lo que más le gustaba era filmar, no le gustaba estar encerrado en una sala de edición. La película viene montada ya en la filmación, el ritmo ya está en la misma filmación, es decir, el montaje es consecuencia de la filmación. Con Raúl era siempre así, por eso íbamos rápido, por eso también con La Telenovela Errante me fue fácil, porque ya conocía su sistema de montaje”.

Con su trabajo en La Telenovela Errante (2017), obra inconclusa y filmada a inicios de los años 90 por Raúl Ruiz, y que, con humor, ironía y absurdo retrata la idiosincrasia de los chilenos, la realizadora se llevó el premio a la Mejor Dirección en el Festival de Locarno, en Suiza, donde fue su estreno mundial. “Digamos que yo aligeré un poco Raúl”, confiesa sobre su gran rol en esta premiada producción.