Como invitado especial por los 10 años del ciclo La Ciudad y las Palabras de la Universidad Católica, la tarde del jueves 7 de abril el director francés Philippe Garrel realizó una charla en la que repasó su innegable aporte al cine, el que comenzó a los 15 años y que al poco andar lo relacionó con el transformador grupo de cineastas de la Nouvelle Vague.

“El cine es un arte colectivo. Cuando estamos en el set de grabación, todos estamos al mismo nivel”, aseguró a quienes llegaron a escucharlo al Campus Lo Contador. El ganador de festivales como Cannes y Venecia, este año estrenará ‘L’amant d’un jour’ (2017), película en la que su hija Esther Garrel es parte del elenco. El último título de una filmografía personal e identificable, en la que su otro hijo, Louis Garrel -‘La frontière de l’aube’ (2008), ‘La jalousie’ (2013)- es casi un actor de cabecera.

El encuentro que comenzó con una entrevista a cargo del escritor argentino Alan Pauls, que siguió con una ronda de preguntas de los asistentes. En ese segmento señaló que su película favorita de Raúl Ruiz es ‘Klimt’ (2006), que algunos de los directores a los que más admira son Antonioni, Bergman, Pasolini, Fellini, Bresson y  Godard, quien «logró una modernidad que no creo alcanzar”.

“¿Por qué todo el mundo se enamora en una filmación? Es una especie de psicoanálisis colectivo; todo el mundo es pasional, las emociones surgen, se exaltan. Es como un sueño, después la gente se olvida del otro. Bueno, toda nuestra sociedad está hecha de esa forma. Una especie de hipocresía social”, confesó sobre las filmaciones, las que en su experiencia comenzaron con una libertad total que incluía no tener productores ni utilizar guiones.

Salvación, cine de autor y blanco/negro

“Uno piensa que no le gusta la vida y luego uno se encuentra con Rimbaud a cierta edad”, confesó el autor que siendo todavía un adolescente dio inicio a su carrera cinematográfica con el corto ‘Les enfants désaccordés’ (1964), inspirado en esa poesía y en el trabajo de su padre, el actor Maurice Garrel. “El arte salva, a mí me ha salvado”, aseguró en más de una ocasión.

Aunque su filmografía ha sido premiada internacionalmente, se siente parte de una minoría. “La contaminación cinematográfica que existe es muy grande. Es como la arquitectura, por una casa bella hay muchas feas”, señaló con la claridad de saber que sus películas no llegan a un público muy amplio. De sus más de 25 títulos sólo dos se han estrenado en Chile: ‘Les amants réguliers’ (2005), en el Festival de Cine Europeo de 2007, y ‘L’ombre des femmes’ (2015) como parte de Sanfic 2016.

El punto de unión de esos dos filmes, es el uso del blanco y negro: “Hoy todo pasa por el diálogo, lo que no es muy cinematográfico. Me gusta explicar las cosas por la imagen, sin la necesidad del diálogo, pero llego a una solución intermedia”, dijo poco antes de terminar el encuentro, pero que su ideal sería “hacer sólo películas en blanco y negro, y mudas”.