Fotografía: Kevin Manzur

Compuso himnos que seguirán sonando por siempre, su paso por el cine dejó algunos títulos de culto y hasta su álbum de despedida, ‘★’ (Blackstar), sigue generando interrogantes sobre su muerte. Pero en sus seis décadas de constante evolución artística, el británico David Bowie también dejó espacio para la pintura, con obras que ya son parte de su incalculable legado.

«No es un pasatiempo de domingo, la pintura es una parte esencial de mi vida», confesó al inaugurar su primera exposición en solitario a mediados de la década de los 90. Una faceta que fue criticada pero arriesgada, muy personal, oscura y expresiva, pero también con una gran influencia de grandes artistas que experimentaron y rompieron esquemas, entre ellos Frank Auerbach, David Bomberg, Francis Bacon Francis Picabia.

Aunque muchos lo clasifican en el neo-expresionismo, el estilo de su pintura fue una extensión de su música, es decir, no siguió muchas reglas en sus retratos, autorretratos y representaciones de la realidad. “Una vez que controlas las herramientas, todas las formas de arte son, a la postre las mismas”, aseguró quien fuera estudiante de la School of Art de Croydon, Londres, lugar en donde comenzó a pintar y dibujar.

Con el paso del tiempo David Bowie se transformó en un especialista en esta disciplina artística y tuvo la oportunidad de colaborar con la revista Modern Painters con entrevistas a los reconocidos Balthus, Jeff Koons, Tracey Emin y Damien Hirst. Incluso, con Hirst son autores de la obra “Beautiful, hallo, space-boy painting” (1995), inspirada en la canción «Space Oddity».

Una colección muy personal


El Duque Blanco también invirtió en arte. Poseía una colección que incluía piezas de Peter Lanyon, Henry Moore, Patrick Caulfield y John Virtue, que en más de una ocasión facilitó para exposiciones en galerías. Cerca de 300 de esas obras fueron subastadas durante el 2016 por Sotheby’s.

“Yo le diría a la gente que intente adivinar qué obra ha sido fuente de inspiración de qué canción. El arte ejerció una enorme influencia en su música”, señaló la historiadora y crítica de arte Estelle Lovatt, quien también aseguró que se podía recorrer la propia historia del legendario músico a través de estas obras.

Surrealismo, arte contemporáneo africano y el Grupo Memphis se cuentan entre la colección que entre sus piezas más valiosas tenía ´Bruit Secret’ de Marcel Duchamp y las pinturas ‘Air Power’ (1984) de Jean-Michel Basquiat y ‘Head of Gerda Boehm’ (1965) de Frank Auerbach.